Las estadísticas hacen ya patente la existencia de dos realidades en el mercado inmobiliario ante la crisis. El daño sufrido por la vivienda usada, en precios y en compras es notable; la nueva construcción, por contra, terminó 2020 con un avance de las transacciones del 7,2% y un alza de precios del 6,5%.
Hay importantes fortalezas detrás de estas cifras, que permiten vaticinar la permanencia de esta positiva tendencia en los próximos trimestres. Sin duda, influye a su favor el perfil medio-alto en cuanto a ingresos característico de la demanda de vivienda de primera mano. Pero la verdadera clave reside en la oferta. El sector aprendió la lección de la anterior crisis y su stock de nueva construcción, lejos de todo exceso, está bien ajustado a las necesidades del mercado.
Fuente: eleconomista.es